sábado, 17 de enero de 2009

Recuerdos



Una vez me dijo mi padre” quien olvida sus raíces está muerto”, y tiene razón, porque las raíces se llevan en el corazón, se sienten en el alma.

Yo se de donde vengo aunque no sepa donde voy, se que volver a pisar esa tierra ocre, casi vacía de vegetación, me hace volver a la calma, a la serenidad. Me hace recordar tiempos en los que el rio Frasno, que atraviesa mi rincón, rebosaba borbotones de agua y tierra. O eternizar, por un segundo, la sonrisa de mi abuelo devolviéndome alegría, desde su banco del matadero. O revivir aquel día en el que mi padre nos enseñaba, como un chiquillo con un juguete nuevo entre las manos, ese gran tractor, que tanto nos dio.


Porque yo no olvido que mis raíces están hundidas en una tierra en la que , en septiembre, brota ese caldo divino, al que llaman vino. Porque a ese vino es al que le debemos mi familia lo que tenemos, porque es nuestra forma de vida.


Añoro sentir un golpe de viento, de ese al que llaman cierzo, rozando mi cara. Siento la necesidad de buscar entre mis recuerdos, las tardes de verano en las que, entre las calles de esa tierra, me enamore por primera vez.


A veces espero silenciosa a que el aire contaminado, de esta gran ciudad, me traiga los aromas de la infancia que me vio crecer; las noches de locura que, al son de la orquesta más barata, bailaba sueños e ilusiones.


Quiero sentir entre mis manos, el mismo sentimiento que recorría mi mente al correr por el paseo inundado de hojas muertas, que dejaban aquellos otoños de los noventa, mientras jugaba a ser mayor, ajena a los problemas del mundo. .

domingo, 11 de enero de 2009

Despedida


Rocíame con el sudor de tu cuerpo que esta noche el tiempo se parara sin importarle nada más.


Abrázame y no me dejes marchar, porque puede que el tiempo se despierte y rompa nuestra mágica noche.


Tal vez no vuelva más, pero dime que no me olvidarás, aunque a veces no sepas recordarme, dime que nada ha cambiado que mi mundo sigue estando junto a ti…

He oído decir que el viento se lleva lo que los recuerdos nos traen, aquello que un día fue importante y que hoy son brasas de una hoguera que todavía sigue viva.

Recorrí un desierto y me sacié con el agua que tanto necesitaba. Ahora una leve brisa borra los últimos suspiros de aquello que tanto ansió recuperar.

Me pregunto. ¿Para qué? Para no olvidar que lo que hoy es tristeza y añoranza, un día fue deseo y confianza.

Dime amor que lo que hoy siento no es el pasado de un futuro silencioso que, envolviendo mi corazón en su manto de terciopelo, ha dejado a la deriva mi alma dolorida.

Déjame volar al palacio que un día construimos juntos, aquel que prometía una ilusión que, hoy se pierde, disfrazada de la más absoluta realidad.

¿Qué nos queda?Ilusiones rotas que esperan silenciosas que la marea primaveral se las lleve donde ya nadie pueda recordarlas, ni si quiera tú y yo.