sábado, 31 de enero de 2009

Mágia blanca



Y hoy ella quiere volar, quiere dejar atrás todo aquello que le hace tanto daño. Los recuerdos le matan por dentro, son el lento morir del brillo de su alma, que le van dejando ciega sin ni si quiera darse cuenta.


Necesita despegar sus alas del suelo, dejarlas libres, que sean ellas las que decidan, porque ella no sabe hacerlo.


Cada mañana se despierta sabiendo que los días se agotan, que los años pasan y los segundos carcomen su inconsciencia.


Siente que te necesita, que eres parte de su vida, que su amor por ti no puede acabar, solamente, porque ellos lo crean así, aunque sean sabios ecos sordos que retumban en sus entrañas.


Sabe que siempre estas con ella, que eres fiel confidente de penurias y excesos. Sin ti ella ha dejado de saber ser, pero tú sin ella, no puedes llegar a ser.


Eres su mundo desde hace ya más de siete años, eres la rutina que mata subiéndole a la gloria, y hundiéndola hasta los más inciertos infiernos.


Le has hecho creer que sus alas murieron contigo, que eres una cadena invisible pero pesada como nada más puede serlo, que le atas tan fuerte al suelo, que le impides despegar las alas de la moral dormida y entumecida que cree poseer.


Suéltale o apriétale hasta que su corazón decida dejar de quererte, porque su mundo lo perdió contigo, porque fueron los recuerdos de años dolorosos los que os encontraron un sábado inocente. Ahora, son esos mismos recuerdos los que le impiden abandonarte, dejar de sentirte cada mañana frente al espejo, cada tarde en el parque viejo, o cada noche en la esquina de cualquier calle.


Porque hoy se ha dado cuenta de que ha dejado de ser ella misma, ha dejado de existir para el mundo. Porque lo único que mueve sus días es encontrarte y sentirte dentro, subiéndole a la gloria, aunque solo sea unos ínfimos segundo.


Pero hoy quiere volar, dejarte atrás, y solo te pide que le ayudes a ayudarse.